Patones de Arriba es uno de los mejores y más representativos ejemplos de la arquitectura de pizarra negra, siendo un ejemplo único en la Comunidad de Madrid, lo cual le ha hecho merecedor de ser declarado en el año 1999 Bien de Interés Cultural en la Categoría de Conjunto Histórico, por su gran valor etnográfico y ambiental.
En las escapadas rurales es habitual acercarse a visitar la iglesia del pueblo. En Patones de Arriba también es posible, aunque en la actualidad no se trate de un espacio de culto. Hoy en día este lugar alberga la Oficina de Turismo, una sala de exposiciones y una maqueta del entorno. ¿Quieres descubrir su historia?
La antigua iglesia de San José era en 1653 una ermita con campanario hecha con piedra y cal. Un siglo después se convertiría en Iglesia (1753) y la vicaría permanente tuvo que esperar hasta principios del siglo XIX. Antes de que los vecinos bajaran a vivir a Patones de Abajo, la iglesia de San José contaba con tres retablos, el Mayor, el del Carmen y el de las Candelas. También, había imágenes de San José, Cristo de la Cruz, Virgen del Carmen, San Isidro, San Antonio y un cuadro de la Inmaculada.
Este edificio dejó de ser utilizado como iglesia tras el traslado de la población a Patones de Abajo y poco a poco se fue deteriorando. Quedó entonces abandonada hasta que en los años noventa se reconstruyó como Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio (CITECO). En la actualidad, la antigua iglesia de San José es la Oficina de turismo del Ayuntamiento de Patones. Se ha conservado una pequeña capilla con una imagen de la Virgen de las Candelas.
La Iglesia de Patones de Arriba, junto con las nuevas escuelas, es un edificio de características singulares a pesar de su modesto aspecto. La causa es el tipo de material con el que esta reconstruida. Sus muros no tienen el aspecto típico de la arquitectura negra porque en vez de pizarra se utilizó la piedra caliza para su construcción.
Sin duda las calles empinadas de Patones de Arriba con sus casas oscuras de pizarra son la imagen más típica de nuestro pueblo. No todas las casas son iguales y aquí trataremos de descubriros cómo han evolucionado con los siglos, qué materiales se utilizaron en su construcción y haceros una idea de cómo eran por dentro.
En Patones de Arriba, fijándonos bien, se puede apreciar que hay una evolución entre las viviendas más antiguas y las de reciente restauración. Las primeras apenas tenían unos metros cuadrados, una sola planta y su cubierta pudo ser vegetal y de una sola agua. Pasados los siglos, posiblemente en el siglo XVII las casas se ampliaron en superficie aunque no en altura y posiblemente las cubiertas fueran también de pizarra. En el siglo XVIII comienzan a organizarse las casas formando calles, se construyen con dos alturas y cubierta a dos aguas con teja árabe. ¿Sabrías cuáles son viviendas antiguas, cuáles se han rehabilitado y cuáles son de nueva construcción?
Las viviendas típicas de Patones estaban constituidas a base de pizarra, madera, ladrillo árabe, jaras y retamas. Las paredes exteriores eran de pizarra y se caracterizaban por la disposición de las lajas de pizarra de mayor tamaño en las esquinas y el recubrimiento de los huecos por pizarras muy pequeñas. Para la construcción de la cubierta se colocaba retama y jara sobre las vigas de madera y en último lugar se cubría con teja árabe. Las tejas de se construían en una tejera cercana al cementerio de Patones de Arriba.
Realizadas en mampostería de pizarra al exterior y en el interior se les daba llana con barro como material aislante, y se les recubría con un mortero de cal y arena para evitar humedades. Los suelos eran de cantos y en la cocina acompañados de yeso. Había muy pocas ventanas y de pequeño tamaño para protegerse del frío.
La planta baja estaba constituida tradicionalmente por un único ambiente destinado para la cuadra de los animales y la cocina. La cocina estaba formada por un banco corrido, una chimenea y el acceso al horno. Solían ser muy oscuras y llenas de hollín de la chimenea, con un olor característico a humo, gracias al cual se curaban los productos de la matanza como los lomos y chorizos. Los hornos estaban adosados al muro de la casa, eran circulares, con cubierta de teja y se encalaban en muchos casos. ¿Cuántos habéis encontrado durante vuestro recorrido?
El acceso a la planta superior se hacía por una estrecha escalera con altos escalones. En esa planta estaban las habitaciones. Cuando había tercera planta, era de pequeña altura y se conocía como sobrao, cámara (desván) y en ella se guardaba el grano. Las chimeneas estaban construidas de pizarra y en la parte superior contaban con dos losas de mayor tamaño apoyadas una sobre otra para evitar que se colara el agua. ¿Has fotografiado alguna de las chimeneas?
La parte más alta del núcleo urbano de Patones de Arriba presenta una imagen de construcciones bajas, también construidas en pizarra y algunas ruinosas. Una primera mirada nos hace pensar en una parte del pueblo abandonada, pero estas construcciones tuvieron otra finalidad en su época. ¿Quieres descubrir se verdadera función?
Intercaladas con las eras encontramos los arrenes, cercados y tinados, todas construcciones relacionadas con la forma de vida de los antiguos vecinos de Patones.
Los tinados estaban destinados a cobijar los rebaños de ovejas y cabras. Eran cabañas ganaderas formadas por un corral con una puerta de acceso donde se elegían los animales para su ordeño y una zona cubierta con un pequeño zarzo para evitar que se escaparan. Dentro de la parte cubierta estaban los pesebres donde se echaba la comida de los animales.
Los arrenes son construcciones rectangulares realizadas a base de pizarra, de muro alto y sin cubierta ni divisiones internas. La característica peculiar de los arrenes es la ausencia de puerta, teniéndose que derribar una parte de la pared para acceder al interior. Los cercados tenían la misma estructura, pero de mayor tamaño. Los arrenes y cercados servían para sembrar el cereal y luego meter al ganado a que se lo comiera o segarlo para echarlo a los pesebres.
La existencia de un gran número de estas antiguas construcciones comparado con un número menor de viviendas es un signo de la importancia de la ganadería en el Patones de antaño. Los animales de acarreo como las mulas y los burros convivían con las familias en la parte baja de las casas pero las ovejas y cabras eran demasiado numerosas y necesitaban otras construcciones para su cobijo.
Había otra construcción para los cerdos utilizando pequeñas cuevas de la montaña. Las conocidas como cochiqueras o porquerizas en otras regiones en Patones se las llamaba cortes. Si tienes ganas de disfrutar de unas preciosas vistas de nuestro pueblo asciende hasta ellas, situadas junto a las eras de caliza.
En la parte alta del pueblo, en los alrededores de Patones de Arriba, encontramos unas curiosas explanadas empedradas, conocidas como eras. Estas antiguas “terrazas” de piedra, sirven hoy como inmejorables miradores desde donde disfrutar del paisaje patonero, pero, ¿os habéis planteado para qué las utilizaban los vecinos?
Los montes cercanos a Patones de Arriba además de un uso ganadero como pasto de cabras y algunas ovejas estaban cultivados de centeno. En la vega del Jarama, donde actualmente se sitúa Patones de Abajo se sembraba y se siembra trigo, centeno y cebada. Hoy en día las cosechadoras ahorran un durísimo trabajo que antaño debían realizar los vecinos sin apenas maquinaria.
Las eras están documentadas en el s. XVIII y se destinaban a las labores de la trilla y aventado del cereal maduro, la “mies” para separar la paja del grano. De estas labores se aprovechaba todo; el grano para hacer harina y pan, y la paja para alimento y forraje de los animales.
Durante el mes de julio los vecinos de Patones debían realizar varias actividades relacionadas con el ciclo anual del cereal.
– Primero se preparaba la era: se allanaba y compactaba la era.
– A continuación se trasladaba en burros y mulas la mies que se había recogido en los montes y campos hasta la era.
– Ya en la era se procedía al trillado. Primero se tendía la mies sobre el empedrado y se espaciaba con una horca de madera. La trilla propiamente dicha se realizaba con un trillo tirado por mulas o bueyes. Para “dar la vuelta a la parva” se utilizaban horcas y ganchos para desgranar las espigas.
– Por último había que aventar o alvelar, proceso mediante el cual se separaba la paja del grano y se limpiaba de cuerpos extraños. Se utilizaban bieldos, palas de madera y cribas.
Las eras se disponen en bancales de pizarra con el fin de mantener el suelo en posición totalmente horizontal. Se amoldan perfectamente a la ladera del cerro del cabezo, por lo que las encontramos a diversas alturas, configurando una especie de escalones o terrazas. Los muros de contención que dan lugar a los bancales se construían de pizarra y en algunas ocasiones se dejaban huecos que eran utilizados como “fresqueras” o almacenes de los aperos de la trilla.
Este es uno de los rincones más fotografiados de Patones de Arriba, que nos permite viajar en el tiempo… ¿quieres descubrir de qué sitio hablamos? Nos encontramos en el lavadero, la fuente y el arroyo de Patones. Tras cruzar el pequeño puente de pizarra, cuando llueve en abundancia se forma una preciosa y fotogénica cascada.
El lavadero y la fuente datan de principios del siglo XX. La conocida como Fuente Nueva ya tiene más de un siglo pues data de 1908 y tenía la función de acercar el agua a los vecinos de Patones. La presilla es mucho anterior, al parecer es una construcción asociada a un antiguo molino que se situaba donde hoy está el lavadero. El molino, gestionado por el Ayuntamiento de Patones constituyó junto a una antigua fragua, el patrimonio municipal hasta el siglo XIX. Aun hoy puede verse la piedra de moler junto al pilón de la fuente ¿Lo habéis encontrado?
La fuente está construida en pizarra. Cuenta con dos caños y uno central conocido como “el abuelo” que vierten a un gran pilón. El agua de la fuente no está tratada. Antaño se utilizaban cántaros para transportar el agua de la fuente hasta las casas. El pilón se utilizaba para dar de beber a los animales.
El lavadero es el típico tradicional, formado por dos pilones, uno a menor altura en el que se lavaba, y otro a mayor en el que se aclaraba. Está cubierto y aun así cuentan las vecinas más mayores que antaño se helaba durante los inviernos. El agua proviene del sobrante de la fuente por un pequeño canal y termina en el arroyo. A los más pequeños seguro que les gusta descubrir esta lavadora tan antigua que no tiene ni botones.
Este era un lugar de encuentro de las mujeres y se encontraba frente a la taberna que era el lugar de encuentro típicamente masculino.
El molino, gestionado por el Ayuntamiento de Patones, constituyó, junto a una antigua fragua, parte de nuestro patrimonio hasta el siglo XIX.
En algunas calles de Patones de Arriba, junto a las viviendas, se pueden apreciar y contemplar antiguos hornos. Estos hornos de leña, que se utilizaban sobre todo para cocer el pan, son uno de los elementos más característicos de la arquitectura tradicional de nuestro pueblo, junto con las eras, los arrenes o los antiguos tinados.
Los hornos en Patones de Arriba, al igual que en otros pueblos serranos, se utilizaban fundamentalmente para cocer el pan, que era el alimento básico en las familias patoneras. Las hogazas eran por lo general de harina de trigo, que se cultivaba en la vega del Jarama, aunque en épocas de escasez recuerdan los mayores del municipio que también se hacía pan de centeno, cereal de poco rendimiento, que se cultivaba en las zonas más abruptas y sobre suelos de pizarra.
También surgían de estos hornos especialidades gastronómicas de esta zona de la Sierra, como los afamados corderos o cabritos lechales castellanos o distintos tipos de bollos tradicionales.
¿Sabías que Patones de Arriba llegó a contar con casi 20 hornos en funcionamiento, a mediados del siglo pasado? Por desgracia en la actualidad solo se conserva media docena de estos antiguos hornos tradicionales de piedra, la mayoría de los cuales se localizan en la calle del Despeñadero.
Curiosamente, en algunas viviendas de época romana del yacimiento arqueológico de la Dehesa de la Oliva se encuentra también este mismo tipo de hornos, adosados a las edificaciones y construidos con los mismos materiales que estas; este hecho sugiere una tradición milenaria en la construcción de estos hornos, uno de los elementos más significativos de la cultura y de la alimentación popular.
La calidad de conservación de su patrimonio arquitectónico y su enclave en un paisaje singular, hace de Patones de Arriba un lugar privilegiado para conocer e interpretar la evolución de las sociedades humanas desde las más ancestrales formas de vida.
En la parte baja del núcleo se ubican las casas que cuelgan mágicamente sobre empinadas calles de pizarra, y en la parte alta encontrarás los restos más antiguos: tinados y arrenes muestra de la importancia que tuvo la ganadería en la economía patonera.
Un paseo por sus calles nos traslada a tiempos remotos en los que sus gentes vivían únicamente de lo que la tierra aportaba, usando los materiales del entorno y creando construcciones perfectamente integradas, alimentándose de lo que el campo y la cría de animales les ofrecían. Siendo un claro ejemplo de sostenibilidad ambiental. Un museo vivo donde descubrimos la herencia y el saber de las gentes que lo poblaron y que aún lo conservan.
Puedes descargar el mapa de nuestra web y realizar el recorrido autoguiado donde encontrarás paneles con información turística y códigos QR donde ampliar información.